El pulgón es una de las plagas más comunes que suelen tener las plantas durante la temporada estival. Son pequeños insectos que pueden ser de diferentes colores, pero todos tienen algo en común, sueltan una especie de melaza en la zona del envés de la hoja y en los capullos de las flores, algo que atrae también a las hormigas.
Su aparición puede ser debida a muchas causas entre las que destaca el aumento de la temperatura, demasiado riego en las plantas o falta de nutrientes. Esta clase de plaga es bastante común en frutales, chopos, coníferas y rosales, aunque puede darse en muchas otras especies.
Los pulgones hacen que la planta pierda fuerza, retrase su crecimiento y también su floración dado que les absorben la savia. Gracias a un apéndice que tienen. El resultado es la deformación tanto de los nuevos brotes como de las hojas de las plantas.
Pero además de ello hay que tener en cuenta que los pulgones pueden llegar a ser transmisores de enfermedades, siendo una amenaza muy peligrosa para nuestras amigas las plantas. Son muy fáciles de detectar dado que con solo mirar la parte de atrás de las hojas y las yemas de las mismas ya sabremos si la planta está afectada por ellos o no.
Cuando vayamos a aplicar uno de los muchos y buenos tratamientos que hay actualmente en el mercado contra esta plaga, hay que hacerlo solamente cuando verdaderamente sea necesario y aplicar la dosis recomendada por el fabricante. No por echar más producto será más efectivo.
Además cada temporada del año el tratamiento puede ser diferente. En otoño e invierno se trata de un tratamiento preventivo y en primavera verano se aplicará un producto de acción para acabar con ellos y evitar que acaben con nuestra planta o se extiendan a otras que podamos tener.
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