Las palmeras son uno de los árboles más característicos y habituales en la zona costera mediterránea, sin embargo, últimamente se enfrenta a una grave amenaza: la Paysandisia.
La paysandisia es una mariposa originaria de Sudamérica, sobretodo, de la ciudad uruguaya de Paysandú, de quien toma el nombre. Allí, la paysandisia no llega a ser una plaga peligrosa, puesto que la controlan sus propios depredadores, sin embargo, en nuestras costas la mariposa se desarrolla de forma descontrolada, convirtiéndose en el principal problema de palmerales como el de Elche y otras localidades costeras, junto con el picudo rojo.
La mariposa pone sus huevos en la corona de la palmera, es decir, en la zona donde se encuentran las ramas. Cuando éstos se convierten en orugas, se introducen en el interior de la planta y se alimentan de la celulosa, construyendo galerías a lo largo de todo un año, que son mayores a medida que crece la larva y van perforando el tronco e impidiendo que se produzca de manera correcta el flujo de savia. Una vez transformada en mariposa, la paysandisia sale del interior de la palmera a través de un orificio que abre cuando todavía es larva.
El daño que provoca a la palmera es bastante importante, durante los primeros meses de vida, se alimenta de las primeras hojas, pero al llegar el otoño, se introducen en el interior durante todo el invierno, dificultando mucho más el tratamiento para eliminarlas. Además, cuando consigue dañar la yema apical, suele provocar la muerte de la planta.
Para evitar y controlar esta plaga se están llevando a cabo diferentes medidas, como evitar la importación de palmeras que no cuenten con control fitosanitario, la cuarentena y la eliminación de algunos ejemplares. El empleo de pesticidas intenta restringirse por ser tóxico y peligroso para el medio ambiente.