La melissa es una planta utilizada mucho como infusión para calmar los nervios y tranquilizar el cuerpo. Llega a tener los mismos efectos que la valeriana solo que el sabor es un poco más suave y agradable. De hecho muchos lo que hacen es tener una mezcla de ambas hierbas, de la melissa por un lado y la valeriana por otro.
También nos puede ayudar contra el insomnio (de hecho hay una bebida que lleva melissa para tomarse por las noches en cuando se ha terminado de trabajar y necesitas ayuda para relajarte). También contra las palpitaciones nerviosas, problemas digestivos, espasmos musculares, etc. es recomendable tomarla (al ser algo natural no afecta de forma negativa, en la gran mayoría de los casos, al organismo).
Ahora bien, ¿la melissa la puedes tener en una maceta? Pues la respuesta es que sí. De hecho es una de las plantas cuyas semillas se plantan en invierno. Requiere para ello una mezcla de arena con compost para desarrollarse mucho mejor y es de las plantas que requiere un clima templado o húmedo pero con mucha luz.
Le encanta el sol pero como sabes eso hará que se le seque la tierra así que has de mantener la humedad en ella (no es que requiera un riego constante, porque es más de riego moderado, pero sí vendría bien que tuviera un sistema de humedad propio (una botellita clavada en la tierra, por ejemplo, para que tome el agua que necesite, o bien un plato en la base con agua).
Con esos pocos cuidados la planta podrás tenerla en tu propia casa y cuando veas que ha crecido suficiente podrás cortar un poco y usarla en tus infusiones para lograr los beneficios que se pueden conseguir de esta planta. También para la comida puede ser un aderezo especial.