Los bancales son zonas elevadas para el cultivo, en las que se incorpora mayor cantidad de sustrato. Este sustrato puede ser de mayor calidad o presentar varias capas: drenaje, acolchado, compost, etc. De esta forma, mejora su eficacia como suelo de cultivo y genera microclimas para plantas delicadas.
Los bancales suelen elevar el terreno entre 20 y 40 centímetros, y pueden ser de diferentes formas.
A la hora de construir un bancal elevado es necesario ayudarse de paredes que eviten que la tierra se esparza. Es ahí donde entra en juego tu imaginación y creatividad. Puedes utilizar materiales nuevos o reciclados, industriales u orgánicos.
A continuación, te frecemos algunos ejemplos de cómo construir tus propios bancales:
Con troncos de madera. Aportan un aspecto rústico y natural. Elige maderas duras, poco porosas, que soporten la humedad y sean resistentes a la pudrición. Los troncos de pino, abeto, enebro, el tejo, el roble o el nogal son maderas duras.
Bancales de ladrillo. Son muy habituales y sencillos de construir. Puedes construir paredes con ladrillos de barro, unidos con cemento, mortero o a sangre. Puedes pintarlos a tu gusto o dejarlos de su color natural.
Con tablas cortadas. Al igual que los de madera, son ideales para jardines rústicos o cultivos orgánicos. Elige tablas de maderas duras y planas. Es posible que tengas que cambiarlas cuando se estropeen. Puedes protegerlas con aceites y productos para madera de exteriores.
Neumáticos usados. Es una buena forma de dar uso a los neumáticos viejos. Son ideales para jardines con niños, ya que evitan que éstos puedan tropezar y hacerse daño al caer sobre ellos. Juega con sus formas y crea espacios originales.
Con piedras. Es una de las formas más naturales y habituales de construir un bancal. Puedes utilizar piedras lisas, como la pizarra, o porosas, como la caliza. Recuerda que necesitan mantenimiento, ya que es habitual que haya plantas que crezcan entre sus huecos.