Si en el artículo anterior os contábamos las causas más frecuentes por las que se produce el amarronamiento en las coníferas, en éste os vamos a dar algunas soluciones para evitarlo o, en la medida de lo posible, tratarlo.
Problemas de riego. Tanto por exceso de agua, como si nuestras coníferas tienen falta de riego, puede producirse el amarronamiento. El problema de encharcamiento puede solucionarse introduciendo un drenaje apropiado al terreno en que tenemos plantados nuestros setos: geotextiles, camellones, tubos de drenaje… En caso de suelos arcillosos, lo conveniente es mezclarlos con sustratos porosos como perlita, fibra de coco, arenas volcánicas, etc.
Suelo y sustrato: Entrecavar para airear el terreno y controlar la distancia entre plantas, para que no se colmaten las raíces.
Falta de magnesio. La desmineralización, es otro de los problemas que causa la sequedad de las coníferas, en especial la falta de magnesio. Comienza a producirse desde la punta de las agujas y desde la copa hacia abajo. Existen productos especiales para tratar el problema y estimular el crecimiento de nuevas hojas verdes.
Ataque de hongos. Cuando la conífera amarrona por el ataque de hongos, suele hacerlo de abajo a arriba y de dentro de las ramas hacia las agujas. Lo primero será vigilar el exceso de humedad, ya que los hongos suelen producirse por este motivo. Después, será necesario emplear un fungicida, que puede emplearse como preventivo, añadiéndolo una vez al mes en el riego.
Con estos cuatro consejos es muy posible que vuestras coníferas se desarrollen perfectamente, luciendo verdes y saludables.