La promiscuidad de las plantas puede salvarlas


Dentro de los muchos estudios de botánica y ecología que se están haciendo durante los últimos años destaca el que han llevado a cabo investigadores del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla. Han demostrado que el mirto o arrayán y el lentisco, dos clases de arbustos, pueden mejorar su descendencia al ser polinizados por semillas de diferente origen.

Además han podido confirmar que si la fertilización se lleva a cabo en una proporción mayor con el mismo padre, tienen menos posibilidades de crecimiento y supervivencia.

Alogamia en las

Destacan que en entornos deteriorados, algunas especies tienen muy complicada la germinación y se fertilizan desde diferentes fuentes para producir hijos más fuertes. En este caso, el sistema de propagación sexual más conocido en las plantas se llama alogamia, también conocida como fecundación cruzada.

De esta forma, se puede garantizar la variabilidad genética y por ello nuevas combinaciones dentro de una especie al tomar el polen de otro origen y no el de sí misma.

Hay que tener presente que no todos los estudios llevados a cabo hasta ahora han tenido en cuenta diferentes parámetros del método de apareamiento que no sean las clásicas tasas de fecundación cruzada.

Los efectos directos de la diversidad genética con la que cuenta la semilla, recibida por las madres, y conocida como paternidad correlacionada, es la medida que nos indica los diferentes progenitores.

Recientemente, la revista PlosOne publicó un artículo en que se trataba este tema tan poco estudiado hasta el momento en lo relacionado con las plantas. Aseguraron que la promiscuidad de las plantas al ser polinizadas por más de un individuo de la misma población puede ser una buena forma de supervivencia y mejora de la especie para aquellas que se encuentren en entornos deteriorados.

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