La melisa es conocida por uso medicinal, aun así, pocos conocen las características de la planta, ni los beneficios que aporta a la salud.
La melisa es una planta natural de las regiones centroeuropeas, que crece en espacios sombreados de los bosques. Pertenece a la familia de las Lamiáceas y es una hierba perenne que puede llegar a alcanzar el metro de altura.
Está formada por densos tallos rastreros, cubiertos por hojas ovaladas y dentadas que pueden superar los cinco centímetros de longitud, de color verde intenso y superficie vellosa.
Esta planta aromática florece durante los meses estivales, dando lugar a pequeñas florecitas de color blanco que crecen en verticilos, de manera parecida a la albahaca.
Melisa, usos
Es rica en aceites esenciales que de dispensan un olor característico a limón y propiedades medicinales.
Precisa suelos bien drenados y frescos, así como lugares en semisombra.
Durante el invierno pierde parte del ramaje, pero se recupera de nuevo en primavera.
Entre sus propiedades, destacan sus efectos sedantes y relajantes, por lo que suele consumir en infusión para tranquilizar a las personas que tienen insomnio o se encuentran en estados alterados que les causan estrés, angustia e incluso taquicardias.
También cuenta con propiedades digestivas, que ayudan a eliminar gases, mejorar las digestiones y evitar los vómitos.
Calma los dolores de cabeza, menstruales, musculares.
Tiene propiedades bactericidas y es buena para la piel, siendo útil en caso de picaduras, acné, heridas.
También se le reconocen propiedades para mejorar la función del hígado y del tiroides.
