Resulta una escena típica recurrir a un vecino o a un familiar para que nos riegue y nos cuide las plantas durante nuestras vacaciones, pero, ¿qué pasa si no queremos endosarle a nadie ese marrón? ¿Qué pasa si no queremos dejar nuestra llave en otras manos que no sean las nuestras? Tienes dos opciones.
Te puedes gastar el dinero en un programador de riego. No son excesivamente baratos, a decir verdad, pero quizás resultes afortunado y te hagas con una oferta veraniega o, ya que estás, inviertes tu dinero porque no solo te va a servir durante los períodos de ausencia, sino que le vas a sacar partido.
La otra opción es más perrunera, pero te puede sacar del apuro: llena una botella de agua, llénala y clávala en la maceta. El sustrato irá chupando del agua, como esos bebederos para mascotas que racionan el agua. No es la solución ideal, pero te puedes quedar tranquilo por unos pocos días.
¿Qué sistema usas tú: vecinos, programador o botella?