Una de las primeras preguntas que nos debemos hacer cuando comenzamos en el mundo de la jardinería es ¿cómo es el modo adecuado de sembrar las semillas? Aunque también es cierto, que hay mucha gente que se inicia y pasa por alto este detalle (gran error).
En primer lugar debemos tener en cuenta que hay dos métodos para sembrar, o bien directamente, en el lugar donde vaya a crecer nuestro cultivo, o bien en un semillero.
Si realizamos el sembrado de forma directa, debemos tener en cuenta el tamaño de la semilla, según sea éste haremos un pozo en la tierra para enterrar 3 semillas. Las semillas deberán estar enterradas a una profundidad que triplique su tamaño. Una vez vayan creciendo las plantas, eliminaremos aquellas que se hayan desarrollado débilmente, dejando siempre las plantas más fuertes.
Si sembramos en un semillero (podemos usar macetas pequeñas o envases de yogures con orificios para el drenaje), deberemos añadir el sustrato y añadir tres semillas siguiendo el mismo criterio que seguiríamos si estuviéramos sembrando de manera directa.
¿Por qué sembrar en semilleros? os estaréis preguntando. La principal ventaja radica en que si plantamos en semilleros podemos proteger mejor a la planta frente a heladas o frente al calor extremo.