Ya que se nos está acercando la primavera, seguro que empiezas a ver los productos de abonado que tienes para tus plantas, o las tierras de abono para darles fuerza y que salgan del letargo con el fin de que tu jardín vuelva a brillar con luz propia después de un invierno que se hizo de esperar pero cuando entró fue bastante frío y crudo.
Sin embargo, yo soy de las que no les gusta abonar demasiado rápido, más que nada porque una planta que ha pasado un invierno duro, obligarla con el abono (ya que se le aporta energía para desarrollarse con fuerza) puede hacer que la planta se desgaste mucho más rápido. Por ejemplo, en el caso de los árboles frutales, puedes hacer que en lugar de 10 años solo te duren 5 echando fruta, el motivo es porque se les exige demasiado.
Por eso en cuestión de abono te recomiendo siempre ir poco a poco. Si echas abono líquido normalmente suele ser un tapón por un litro o más de agua. Pues si en la primera dosis en lugar de echar un tapón entero echas un tercio irás despertando poco a poco a las plantas y aportándole lentamente sus nutrientes. La siguiente ocasión que le echas ya sería medio tapón mientras la última sería ya todo el tapón. Y a partir de ahí no habría problema ya.
En el caso de abono de tierra lo mejor es echar una capa fina al principio e ir engrosándola cada 7-10 días hasta que le eches el abono necesario para esa planta.
Procura que el abono no lo eches cuando más calor haga, hay que buscar un término medio, ni frío ni calor. Por ejemplo, ahora mismo entre las 12 y las 14 horas no suele hacer demasiado calor. Puede ser un buen momento para echarlo. Por la tarde, te recomiendo entre las 18 y las 20 horas.