El manzano silvestre (Malus Sylvestris) es un árbol que puede llegar a alcanzar una altura de hasta siete metros, se caracteriza porque a diferencia del manzano al que estamos acostumbrados ver en nuestros cultivos, el manzano silvestre es bastante espinoso y por el sabor amargo de las pequeñas manzanas, que ofrece como frutos. Estas manzanas son aptas para la fabricación de la sidra, o bien se pueden consumir al horno, cocidas o en repostería.
Los cultivadores suelen valorar la calidad de las manzanas silvestres prestando especial atención a las flores, que florecen en primavera y se caracterizan por ser de color blanco, aunque a veces se puede distinguir en la punta de sus pétalos una tonalidad rosada.
Estos árboles se pueden encontrar principalemente en los Estados Unidos, se adaptan muy bien a las temperaturas, soportan bien el frío y el calor, exceptuando las temperaturas más extremas y aunque son silvestres, hay quienes optan por plantarlos debido a que estéticamente pueden crear escenarios muy bonitos y sin lugar a dudas, son árboles que no requieren de muchos cuidados y no se ven demasiado afectas por plagas.