El madroño canario es un árbol endémico de las Islas Canarias.
El madroño canario o Arbutus Canariensis pertenece a la familia de las Eriáceas. Es un arbusto leñoso de hoja perenne que puede llegar a crecer hasta los diez metros de altura. Crece en las zonas montañosas de entre 600 y 1500 metros de altitud. No es una especie demasiado común y suele aparecer en las islas centrales y occidentales del archipiélago. Se encuentra protegido según la legislación de las Islas Canarias.
Su tronco es delgado y marrón grisáceo y ramifica en una copa cubierta por frondoso follaje. Sus hojas son lanceoladas de gran tamaño, que pueden tener entre 10 y 15 centímetros de largo por 3 de ancho.
Son de color verde oscuro en el haz y grisáceas y coriáceas en el envés. A finales de agosto producen flores globosas de un color que va desde el verde al rosado. Estas flores, de pequeño tamaño, crecen formando racimos.
Los racimos fructifican durante el invierno. Los frutos son redondos y de color anaranjado, de unos tres centímetros de diámetro. Son comestibles y de sabor dulce, aunque en exceso, pueden resultar algo tóxicos. Suelen utilizarse para elaborar mermeladas o comerse frescos.
El madroño canario es un árbol que crece en semi-sombra y necesita de suelos húmedos, frescos y fértiles. Se reproduce por semillas o esquejes.