Según unos recientes estudios de botánica, se ha demostrado que las plantas cuentan con sensibilidad hacia los cambios en lo referente a los parámetros del entorno en el que viven. Esta sensibilidad no se tiene gracias a un sistema nervioso central ni tampoco periférico como el que tienen los animales.
¿A qué son sensibles las plantas?
Los estudios revelan que no existe coincidencia alguna entre lo que es el estímulo y respuesta, pero no son sensibles a todo. Las plantas son sensibles a la falta o incluso al exceso de agua, a las altas o bajas temperaturas, a la cantidad de O² y CO² del aire, a la luz, la cantidad y calidad de las sales del suelo.
Asimismo sienten las heridas que se les pueden hacer en los troncos, ramas y hojas, producidas por insectos, animales herbívoros o incluso el viento, pero no sienten el dolor como nosotros lo sentimos.
La planta tiene la capacidad de percibir que hay una herida en una de sus ramas a causa de una rotura y por ello segrega diferentes sustancias protectoras, sobre todo compuestos fenólicos y elabora un nuevo tejido en forma de agalla, cerrando la herida y sigue con su normal fisiología.
Así se analizó la sensibilidad de las plantas
La primera vez que se analizó la sensibilidad de las plantas fue con lo que se conoce como fototropismo positivo en troncos y ramas así como con el fototropismo negativo en raíces. La parte aérea de las plantas crece siempre en dirección al sol y la parte subterránea en dirección contraria.
Por otro lado, se suele hablar de estrés hídrico cuando a una planta le falta agua o bien la evaporación así como la transpiración son muy destacadas a causa del calor. En estos casos, la planta sufre y se queda mustia, pudiendo llegar a morir en caso de que el estrés hídrico se acentúe.
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