Todos sabemos que las plantas no tienen cerebro pero tienen la capacidad de tomar decisiones de una manera bastante acertada, algo que lleva sorprendiendo a la ciencia desde hace muchos años. Por ejemplo, sobre la decisión de cuándo es el mejor momento para germinar es una de las más importantes que debe asumir una planta.
En caso de que la planta intente germinar muy pronto, puede verse afectada por las bajas temperaturas del invierno y si lo hace demasiado tarde puede llegar a verse sobrepasada por una planta rival.
No hace falta cerebro para tomar decisiones (al menos en las plantas)
En un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, un grupo de científicos pertenecientes a la Universidad de Birminghmam ha conseguido demostrar que la acción entre precisión y rapidez a la hora de tomar esa decisión de germinar de la planta es controlada por un pequeño grupo de células que hay en la planta.
Para ello han contado con la estudiada Arabidopsis y demostraron que ese centro neurálgico donde se toman decisiones cuenta con dos clases de células, uno que promueve el estado de latencia de las semillas y otro que se encarga de promover la germinación.
Se ha descubierto que estos dos grupos de células tienen capacidad para comunicarse entre sí y lo hacen gracias a las hormonas, un mecanismo análogo como el que emplea nuestro cerebro cuando decidimos si queremos quedarnos en un sitio o decidimos movernos, por ejemplo.
La comunicación de las plantas
Para conseguirlo, los científicos han usado modelos matemáticos para poder mostrar que la comunicación entre los elementos separados puede controlar la sensibilidad de la planta al ambiente que le rodea.
Gracias a esa teoría, se trabajó con una planta en la que las células contaban con un nivel máximo de unión gracias a la química, facilitando la comunicación entre los diferentes elementos que forman parte del circuito. Con ello se demostró que la germinación de la planta depende de las señales que envía entre las regiones antes citadas. Las plantas no tienen cerebro pero sí pueden tomar decisiones adecuadas cuando se trata de algo que las afecta directamente.