También conocido como el «Árbol de la Vida», la hierba a sobrevivido a nuestros días a partir de los tiempos de los dinosaurios. Su nombre es «Árbol de los cuarenta escudos» y su fuerza se debe a las sustancias químicas que contiene.
Descripción:
Es una de las hierbas más estudiadas, el Árbol de los cuarenta escudos tiene algunas notables cualidades para el beneficio de la salud. Esta planta crece espontáneamente en China y Japón y se cultiva en muchos países, no sólo porque enriquece el aspecto visual de toda la tierra, sino también para su uso terapéutico. En tiempos antiguos, eran utilizadas para el cultivo de esta hierba en los jardines de los templos y en la actualidad se veneran los viejos árboles como dioses. Pero la hierba es más que eso. Los recientemente descubiertos fósiles muestran que estos árboles han existido en la Tierra desde el período Pérmico (unos 250 millones de años antes).
Un árbol puede crecer hasta 30 metros de altura con dos hojas lobuladas. Las flores determinar el tipo masculino o femenino del árbol. Las hojas cambian su color de la luz verde a amarillo en el verano o el otoño.
Tratamientos:
Debido al hecho de que tiene múltiples efectos en la salud humana, puede ser utilizado en los casos de la audición y la pérdida de la memoria, en el tratamiento de la tuberculosis, gonorrea, dolor de estómago, enfermedades de la piel, tensión arterial alta, vértigo y la ansiedad. Puede ser también utilizado para el tratamiento de la impotencia causada por el tratamiento con anti-depresivos. Aún más, se sabe que puede disminuir estados depresivos.
Ayuda en los casos de asma y la bronquitis, y también contiene un inhibidor que reduce los coágulos sanguíneos. Se puede utilizar para tratar los problemas de la presión arterial.
También como las enfermedades críticas; el tumor benigno, cáncer, diabetes, isquemia cardíaca, trastornos hormonales pueden ser tratadas con la ayuda de esta hierba. Es muy eficiente, incluso en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, ya que aumenta la secreción de la dopamina. Para la tonicidad de los músculos lisos que cubren los vasos sanguíneos del cerebro.