En esta Web, siempre nos hemos preocupado por la agricultura orgánica, por los cuidados y tratamientos que ofrece la propia naturaleza para el cuidado de nuestras plantas y jardines. Hoy queremos dar un paso más y hablaros de la Agricultura Regenerativa, un concepto nuevo que está destinado a cambiar y revolucionar la agricultura tal y como la conocemos hoy en día, y que es el recurso que nuestra tierra necesita para volver a ser sostenible, fuerte, productiva, para volver a los principios que la naturaleza aplica en su funcionamiento originario, o lo que es igual, para regenerarse.
La agricultura industrial, también conocida como Revolución Verde, surgió en la segunda mitad del siglo XX, tras la devastación de la II Guerra Mundial, con la justificación de colaborar en la producción intensiva de alimentos y con ella llegó la deforestación de los terrenos y el uso abusivo de fertilizantes y pesticidas.
Con la atractiva promesa de técnicas de cultivo que garantizaban la explotación intensiva del suelo, se resolvió el problema que suponían los excedentes del material explosivo empleado en la fabricación de detonadores, aprovechando parte de sus compuestos minerales para la fabricación de fertilizantes. La maquinaria se había puesto en marcha. Algunas compañías de productos químicos que colaboraron activamente en la producción de bombas y munición bélica, con el fin de los conflictos armados, se volcaron en la industria agroalimentaria dando una nueva utilidad a sus productos.
El uso de estos venenos, que en un principio tienen por resultado engordar las plantas y multiplicar frutos y semillas, acaba destruyendo la microbiología del terreno, que es quien representa el verdadero sustento vegetal. El suelo sin vida, inerte, incapaz de generar su propio humus vital, se vuelve dependiente de estos productos ideados con una clara intención lucrativa.
A este hecho se le une la introducción de los monocultivos, que incide todavía más en el empobrecimiento del terreno. Reducir el tipo de cultivos también simplifica la diversidad de la vida y si tenemos en cuenta que biodiversidad es igual a geodiversidad, podemos entender la dependencia de la tierra a los fertilizantes químicos.
Un suelo pobre, enriquecido artificialmente por algunos minerales, produce plantas aparentemente saludables, pero con una raíces débiles, limitadas a un mantillo cada vez más inexistente, con una salud comprometida y con un aporte de nutrientes alimenticios de pésima calidad. Esas plantas, que forman parte de nuestra dieta cotidiana, terriblemente vulnerables a las plagas por su imperceptible anemia, necesitan continuamente pesticidas y plaguicidas que aseguren el rendimiento de los cultivos, pesticidas que, una vez más, sostienen el lucro de las multinacionales.
La agricultura regenerativa propone una alternativa a la industrialización y a la biotecnología, que es el nuevo campo de las multinacionales tras haberse denunciado los peligros que los productos químicos representan tanto para nuestra salud, como para la del planeta.
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