Al llegar el invierno tanto las plantas como el césped de nuestro jardín deben estar preparadas para enfrentar las bajas temperaturas, el viento y las lluvias, y así poder brotar con vigor y belleza en la primavera siguiente.
Por esta razón, a finales del otoño se deben llevar a cabo una serie de operaciones para su acondicionamiento.
Una de las tareas a realizar es airear el césped para lograr un desarrollo saludable del mismo, ya que permite la movilización del agua, el abono y el aire; además aumenta la velocidad de descomposición de los recortes de césped y estimula el desarrollo de las raíces profundas. Esta tarea consiste en realizar una horca de jardín introduciendo sus dientes hasta unos 7,5 centímetros de profundidad. Hay que remover hasta que el césped se levante un poco y repetir esta operación cada 15 minutos aproximadamente.
Por otra parte, hay realizar una última poda del césped durante los primeros días del mes de octubre teniendo especial cuidado de no cortarlo demasiado para no debilitarlo y para evitar que las malas hierbas y el musgo crezcan.
A la hora de cortar el césped hay que asegurarse que éste está seco y prestar atención a la dirección en que es cortado para evitar posibles soleamientos, pasadas dobles y cambios bruscos de dirección.
También se le debe aplicar algún fertilizante al césped y realizar una replantación del mismo si hay zonas del jardín que estén poco pobladas; esto último se puede llevar a cabo de dos maneras: mediante la plantación de tepes o bien sembrar a mano.
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