La polinización de la mayoría de las plantas se produce durante el momento de su floración.
La polinización es el proceso necesario para que el mundo vegetal se reproduzca. Gracias a este proceso, las plantas fructifican y producen las semillas que darán lugar a nueva vegetación.
Para simplificarlo, podríamos equiparar el polen al esperma humano. Contiene gametófitos masculinos que al contactar con la oósfera o gametos femeninos ocasionan la fecundación de las plantas.
La polinización puede producirse en el interior de una misma planta o entre flores diferentes. Cuando se da en una misma flor, la reproducción se conoce como autopolinizante. Pero la migración del polen también se puede producir gracias a otros factores, como el viento o los animales.
La transmisión de las partículas de polen por el viento se conoce como anemófila. La que se produce gracias a los animales se conoce como zoófila.
Los principales animales polinizadores son los insectos, principalmente las abejas, responsables de la polinización de más del 70% de las plantas. Los pájaros, también son otro ejemplo de animales polinizadores.
Las partículas de polen transportadas alcanzan el tubo polínico de otras plantas consiguiendo llegar al óvulo y fecundarlo.
El polen, además, es alimento de algunos insectos como las abejas. Éstas almacenan el polen en sus panales, junto con encimas propias y una capa de miel que lo protege. Este polen es un alimento rico en aminoácidos esenciales, vitaminas y antioxidantes.