La naturaleza nunca deja de sorprendernos en todos los ámbitos, incluso en el de la botánica. La gran biodiversidad hace que podamos encontrarnos muchas especies diferentes de plantas, como por ejemplo las plantas carnívoras, toda una curiosidad para muchas personas.
En ellas, la dulzura que tienen otras especies no existe y deja paso a un ritual de trampas para conseguir poder alimentarse, mostrando la parte más oscura la vida y la cadena alimentaria.
¿Cómo se alimentan las plantas carnívoras?
Aunque hay más métodos, las plantas carnívoras tienen tres formas de capturar a sus presas y lo hacen mediante trampas, cada cual más efectiva y sorprendente, sobre todo para los insectos que caen en ellas.
La trampa de resorte es una de las más conocidas, como la que tiene la famosa Venus atrapamoscas. En cuestión de segundos consigue devorar a las presas que caigan en su trampa. Los dos lóbulos de esta planta se mantienen abiertos como si se tratase de una boca y en el momento que la planta detecta que hay un insecto se cierran rápidamente, impidiendo que éste salga.
Así es la trampa de la caída
Otro de los métodos de caza de las plantas carnívoras es mediante la trampa de la caída. Algunas de estas especies emanan fragancias que resultan irresistibles para muchos insectos. Los insectos van hacia ellas atraídos por lo que puede ser un delicioso manjar en forma de néctar.
Guiadas por ese olor, los insectos se introducen en la cavidad más profunda de las plantas y ahí es donde mueren ahogadas. Con el tiempo, sus cuerpos se descomponen, lo que se convierte en nutrientes para la planta.
Finalmente tenemos las trampas de pegamento. Algunas plantas segregan una sustancia muy pegajosa, lo que hace que los insectos se queden pegados y no puedan escapar. Estas sustancia hace que los insectos acaben muriendo al poco tiempo. A medida que se van descomponiendo, las plantas van aprovechando sus nutrientes.