La Fresia es una planta bulbosa, perteneciente a la familia de las Iridaceas (Iridaceae) y su nombre científico o latino es «Freesia hybrida». Comúnmente se la también como Fresilla y su lugar de origen es África del sur. Su nombre genérico deriva del naturalista T. Freese, que vivió en el siglo XIX. Esta planta de bellas flores puede ser cultivada en el jardín, en macetas como planta de exterior o de interior, en rocallas y además se utiliza para flor cortada ya que se conservan muy bien luego de cortadas.
La Fresia es una planta herbácea, que mide entre 20 y 40 cm. de altura. Se encuentra provista de hojas largas, agudas, erectas, estrechas, aplanadas, ensiformes, de 15 cm. de longitud aproximadamente, y de color verde oscuro. Sus flores son acampanadas, ligeramente irregulares, se encuentran reunidas en inflorescencias, son muy perfumadas y llamativas, hermafroditas, de 4 cm. de largo, de pétalos carnosos, que crecen en espigas unilaterales y las hay de colores variados: amarillo, azul, blanco rojo y violeta. La época de floración es la primavera. El fruto es una cápsula dehiscente por tres valvas.
Fresia, cuidados
La Fresia debe estar situada en lugar de semisombra, ya que si recibe directamente los rayos del sol sus flores podrían deteriorarse; debe ser protegida de las heladas. El suelo ideal debe ser rico en materia orgánica, con buen drenaje y algo ácido. Debe ser regada con cierta frecuencia, cada 3 días en los periodos de brotación y de floración. Su multiplicación puede producirse mediante la separación de bulbos o mediante semillas.