Al igual que nos sucede a nosotros cuando estamos en el sol durante mucho tiempo y éste encima aprieta fuerte, a las plantas, que encima no se pueden mover ni refrescar de ningún modo, también es puede afectar el calor y provocarles un golpe de calor.
Los síntomas de una planta con golpe de calor son: planta alicaída con las hojas como si estuvieran secas y arrugadas (es como si la planta tratara de cerrarse a sí misma, o de contener todo el agua que puede en sus raíces obviando lo demás para intentar sobrevivir), caída de las hojas, sequedad en la tierra del suelo o maceta,…
Para recuperarla lo primero que debemos hacer es ponerla en un lugar con sombra y echarle agua, no solo en la tierra sino en las hojas también, en abundancia, para que la planta recupere toda la humedad que no ha recibido. Poco a poco la planta irá volviendo a la vida pero, si no es así, convendrá que cortes algunas de sus ramas, las que queden secas y sin vida.
Y ahora a esperar.