Cuando no disponemos de suficiente espacio para plantar árboles frutales podemos recurrir a una solución: plantarlos en espaldera, un recurso para cultivar frutales en espacios reducidos.
Cultivar en espaldera supone controlar el crecimiento de las plantas para que tengan un crecimiento bidireccional, guiándolos sobre una estructura metálica, un muro o una valla.
El trabajo que requiere adaptar un árbol a este tipo de crecimiento, precisa de ejemplares jóvenes, sin demasiadas ramas y que éstas todavía sean flexibles. Después hay que elegir la forma en la que vamos a tutorar a nuestro árbol, en candelabro, en forma de abanico, celosía, en U… y atar las ramas a las guías. A continuación, habrá que ir realizando podas periódicas de formación, laboriosas y necesarias al menos durante 4 años. Transcurrido ese tiempo, el árbol se habrá adaptado a esta forma y solo requerirá podas normales.
La ventaja de la poda en espaldera, además del espacio, es que los frutales se aireen mejor y reciban sol por toda su superficie, evitando la proliferación de hongos.
La especies de frutales más cultivadas en espaldera son los perales, manzanos, higueras, granados, naranjos, limoneros, etc. Las especies que producen frutas con hueso son más sensibles a las podas, pero aun así, pueden adaptarse a este tipo de cultivos.
Justo a partir de este mes, es un buen momento para plantar los frutales y empezar a practicar.