El jardín botánico de Hyakudanen se encuentra en la isla de Awaji, frente a la bahía de Osaka, Japón.
Forma parte de un complejo compuesto por un hotel, auditorios, varios restaurantes y un centro de convenciones, diseñado por el arquitecto autodidacta Tadao Ando e inaugurado en el año 2.000, con el propósito de recuperar la zona, devastada tras un terrible terremoto en 1995.
Este seísmo, conocido como Hanshin-Awaji, alcanzó un grado 7 en la escala de Richter y se cobró la vida de aproximadamente 6.000 personas.
El proyecto se le encarga a Tadao Ando, que ese mismo año recibe el premio Pritzker de arquitectura, quien concibe un espacio que conjuga con armonía edificación y naturaleza.
El jardín de Hyakudanen está formado por cien terrazas cuadradas que configuran un espacio ajedrezado en el que se integran a la perfección el hormigón y el colorismo floral, ocupando un área que desciende de manera escalonada hacia la costa.
Cada una de las 100 terrazas, de 4,5 metros de lado, exhibe una propuesta floral única. Destaca la presencia de los crisantemos, que es la flor dinástica de Japón, y de las margaritas.
Las especies se disponen en diferentes niveles según su procedencia: en el nivel superior las europeas, en el intermedio las americanas y en el inferior, asiáticas y africanas.
Predominan los colores cálidos de las flores, amarillos y anaranjados, que se ordenan en cuatro espacios cuadrados que dividen cada una de las terrazas. Los macizos vegetales que completan la propuesta floreal son de tonos verdes muy vivos.
Todas las terrazas están unidas por escaleras idénticas que permiten recorrer todos los espacios. La iluminación del conjunto es cuidada, buscando recrear efectos geométricos.
Una gran escalinata, cuyos escalones son pequeños saltos de cascada, divide el espacio ajardinado. El agua, es sin duda, el otro gran elemento protagonista del conjunto.
La armonía es la característica principal de este jardín, lo que puede observarse en un trazado geométrico con el cuadrado como protagonista, su aspecto horizontal, los colores cálidos y suaves, así como la perfecta conjunción entre arquitectura, vegetación y agua.