Achicoria: Sus requerimientos edíficos (suelo) son muy escasos, si bien teniendo en cuenta que puede ser un cultivo de «raíz» prefiere los suelos sueltos y profundos, sin problemas de encharcamiento. Tolera los suelos con pH desde los alcalinos hasta ligeramente ácidos si bien de forma espontánea se le considera resistente a la sequía, si se pone en cultivo, teniendo en cuenta su fenología sería adecuado que esté en condiciones de regadío o en situaciones muy frescas durante el verano.
En la actualidad se cultiva como especie hortícola. Altitudinalmente se sitúa desde el nivel del mar hasta por encima de los 1.500 metros. Es una especie vivaz cuyo cultivo se mantiene unos 2-3 años. El manejo del cultivo depende de que su objetivo principal sean las hojas (para uso hortícola como planta fresca) o que el objetivo fundamental del cultivo sean las raíces. Es amargo y depurativo, las raíces torrefactadas se usan como sucedáneo del café (achicoria).
Las hojas tiernas se puden consumir en ensalada, se han desarrollado variedades de cultivo para uso hortícola (endivias). En cosmética se puede utilizar en forma de «zumo». En infusión aplicada sobre la piel actúa como repelente de insectos. Las raíces tienen un alto contenido en inulina y pueden ser una fuente potencial de obtención de fructosa. Puede ser tóxica consumida en grandes cantidades. Su origen se sitúa en el Mediterráneo, aunque en la actualidad su distribución es cosmopolita.
Se encuentra indicada en anorexia, dispepsia, estreñimiento e hipertensión. Ayuda en regímenes de adelgazamiento debido a la eliminación renal de agua que produce. Su composición química es la siguiente;
A) general, sales minerales, glucosa, sacarosa, mucilagos, taninos, resina, esencia. B) principios activos; inulina (50-60%), Principios amargos entre los que se encuentra la intibina, lactucopicrina; alcoholes triterpénicos, cumarinas.