Hay flores que por mucho que queramos tenerlas en nuestro jardín, nos resultaría imposible, sobre todo por la climatología o por la altitud como en este caso. ¿Habéis oído hablar del edelweiss? Esa es una flor de las que normalmente no se pueden tener en nuestro jardín.
Edelweiss, una flor de altura
Aunque se pensaba que solamente se daba en los Alpes, crecen en determinadas condiciones. En España solamente crecen en los Pirineos, entre los 1.500 y los 3.000 metros de altitud, normalmente en laderas y zonas de roca caliza.
Esta flor siempre ha sido un símbolo de las montañas de la zona centro y el sur de Europa. Es conocida como estrella alpina, inmortal, flor de lana o incluso garra de león. Tiene unas hojas de color blanco, con un tallo comprendido entre los 5 y los 10 centímetros y hojas bastante pilosas.
Tiene unas características especiales que no se suelen ver en otras flores similares. El centro de esta flor es algo muy llamativo y está compuesta por muchas flores muy pequeñas, las cuales pueden ser identificadas como pequeñas cabezas amarillas, dotadas de flores femeninas en el exterior y masculinas en la zona centro.
Sus pétalos son lo que se conoce como hojas caulinares tormentosas, las cuales protegen a las flores y permiten el aterrizaje de los pequeños insectos que ayudan a su polinización.
Los orígenes del edelweiss
Esta flor es muy común en zonas de Asia central y China, de donde se supone que radica su origen. En esta zona hay una gran variedad de edelweiss, donde algunas de ellas suelen florecer a más de 5.500 metros de altitud.
El edelweiss que podemos encontrar en España es el Leotopodium alpinum y aunque aquí no es tan famosa como en otros lugares, en Suiza está considerada como la flor nacional e incluso en Austria tiene un importante reconocimiento.