Las azorellas, también conocida como llareta, son unas plantas diminutas que crecen de manera silvestre a en los altiplanos rocosos de los Andes, por lo que es normal encontrarlas en países como Bolivia, Perú, Argentina y Chile.
Son un grupo de plantas de la familia de las Apiáceas, de hoja perenne. Su tronco y ramas son de madera dura, muy utilizadas para la combustión, por prender con rapidez, ya que contiene muchas resinas. Este hecho hizo que la población de llaretas descendiera considerablemente.
Sus hojas son diminutas eflorescencias parecidas a los filidios del musgo, que se agrupan de manera extensa y compacta formando una superficie verde y compacta que se asemeja a un montón de piedras llenas de musgo. La llareta florece en diminutas florecitas amarillas.
Crece en suelos pobres, por lo que se adapta a cualquier tipo, y está acostumbrada a estar expuesta al sol del altiplano, por lo que no tolera bien los espacios sombríos. Sin embargo, aguanta las temperaturas frías, ya que está habituada a los climas de alta montaña.
Una de las características de las llaretas es su longevidad, debido a que tiene un crecimiento muy lento. Las plantas más grandes tardan siglos en desarrollarse.
A penas necesita agua, pues está habituada al clima seco y su morfología le permite retener bien la humedad, pues al compactarse impide que el sol penetre hasta las ramas y el tronco. Además, es normal verla crecer alrededor de riachuelos o lagos.
Por su curiosa morfología es una de las plantas más asombrosas de los Andes.