Si quieres tener tu jardín sin malas hierbas tienes muchas opciones y muchas de ellas pasan por los productos industriales que contienen químicos. Para eliminar las malas hierbas sin usar esta clase de productos, te ofrecemos tres alternativas sencillas y que todo el mundo puede hacer en casa.
Cómo eliminar las malas hierbas
El agua hirviendo es una de las mejores formas de acabar con las malas hierbas. Tan solo hay que poner a hervir una olla con agua del grifo y llevarla a punto de ebullición. El problema es que hay que tener mucho cuidado cuando se aplica, porque el agua hirviendo no diferencia las malas hierbas de las plantas del jardín.
Por eso hay que echarla con cuidado, la temperatura del agua acabará con todo lo que encuentre a su alcance, tallos, hojas, raíces, etc. Recuerda, aplícala con mucho cuidado.
Vinagre, un aliado contra las malas hierbas
El vinagre es otro de los productos que todo el mundo tiene en casa y nos aprovecharemos del ácido acético que tiene para matar las hojas de la planta, aunque hay que decir que no mata su raíz. En este caso funciona mejor sobre las plantas jóvenes porque no tienen mucha energía almacenada en sus raíces como para que vuelvan a crecer sus hojas.
Si quieres potenciar más su efecto, puedes mezclar en un litro y medio de vinagre el zumo de dos limones y una cucharada de jabón para lavar platos. Con ello podremos rociar las malas hierbas gracias a un pulverizador y si el sol acompaña hará el resto del trabajo, acabando con ellas.
Sal y… adiós a todo
Finalizamos con la sal, uno de los grandes herbicidas naturales. Solo hay que echar sal si queremos que en determinada zona no vuelva a crecer nada, tanto plantas como malas hierbas. Esto es ideal si no queremos que las plantas se salgan de determinada zona, o que aparezcan entre las baldosas que podamos tener en el jardín. Recuerda renovarlo cada cierto tiempo para que su efecto sea más duradero.