La prímula es una planta que suele usarse mucho en cuanto a decoración de parques y jardines, sobre todo gracias a la intensidad que tienen sus colores. Son conocidas también como flores de San José y podemos cultivarlas en nuestro hogar sin demasiados esfuerzos.
Características de la prímula
El nombre de esta planta deriva del latín y su significado es «primero» dado que es la primera planta en florecer. También se conoce como flor de primavera porque su floración silvestre indica el comienzo de esta estación. A pesar de ello, como es una planta perenne, es posible plantar semillas en otoño y adelantar el nacimiento de sus flores al invierno.
De la prímula existen alrededor de 550 especies, un género que procede de China y las especies más comunes son las conocidas como vulgares, acaulis, denticulata, obcónica y eliator.
Sobre sus colores hay que decir que no son demasiado intensos pero con el paso del tiempo se han hecho muchas hibridaciones, consiguiendo colores de lo más variado y vivo. Gracias a ello, son muy utilizadas como ornamentación.
¿Cómo es la prímula?
Se trata de una planta de pequeño tamaño y normalmente no suele superar los 40 cm de altura. Son las primeras en florecer para multiplicarse antes de que el follaje de alrededor crezca. De este modo evitan que su sombra les impida que les dé la luz del sol.
Resisten bien a bajas temperaturas y se recomienda no exponerlas a heladas ni tampoco a los rayos del sol intensos. Por ello, lo más recomendable es cultivarlas en espacios exteriores aunque bajo techo.
Combinan muy bien en el jardín con otras especies, incluso en la misma maceta con otros ejemplares. Algunos de esos ejemplares con los que combinan bien son los crocus, narcisos o tulipanes entre otros. Otra alternativa es crear conjuntos en el suelo del jardín. Combinan bien con especies como la tradescantia, oreja de ratón o la manzanilla entre otras.