El otoño es la estación más apropiada para nutrir y renovar las sustancias orgánicas de las que se alimentan nuestras plantas de cara al frío y largo invierno.
Esta actividad les va a ayudar a reforzar el sistema inmunológico y acumular reservas de calidad que les aporten fuerza para resistir las inclemencias del invierno y luchar contra la anidación de parásitos y plagas.
Hace tiempo publicamos un artículo en el que mostrábamos los pasos para fabricar compost doméstico. Este compost, para que podamos usarlo en otoño, habremos de fabricarlo entre 4 y 6 meses antes, entre abril y junio.
Para saber si el compost está maduro podemos colocar un poco en una bolsa de plástico de cierre hermético y dejarlo en su interior unos cuantos días. Si al abrirlo tiene mal olor, el compost no habrá terminado de madurar. Un compost maduro tiene olor a tierra fresca y húmeda, a bosque.
Si aún no está maduro también podemos usarlo para cubrir las raíces de las plantas y protegerlos de las heladas, aplicando una capa de aproximadamente 5 centímetros de grosor. Cuando el compost está maduro tenemos que mezclarlo con la tierra entre 5 y 10 centímetros. La cantidad a aplicar oscila entre 1 y 4 kg por m3.
Si tenemos macetas, incluso de interior, y queremos que se beneficien de estos beneficios podemos preparar té de compost. Para ello, ponemos compost en una bolsa o saco de tela y lo sumergimos en un recipiente con agua que dejaremos reposar como mínimo una noche. Después retiramos el saco y utilizamos el agua para regar nuestras macetas.
La aplicación del compost a nuestras plantas les aporta los nutrientes de un abono líquido, con la ventaja de que éste, además de ser ecológico, mejora y renueva la calidad de la tierra.
Así que recuerda, el compost de otoño es fundamental para el cuidado de tus plantas.
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