En este artículo queremos hablaros de las diferentes clases de abonos que hay para nuestras plantas. Comenzaremos por los abonos químicos, los cuales cuentan con una gran ventaja frente al cualquier otro y es que están desarrollados para las necesidades específicas de cada planta, con lo que acertaremos de lleno en proporcionarle los nutrientes correctos.
Características de los abonos más comunes
El punto en contra que tienen los abonos químicos es que son más perjudiciales para el medio ambiente que cualquier otro. Esta clase de fertilizante se clasifica según el contenido que tengan de los tres principales nutrientes, es decir: nitrógeno, fósforo y potasio.
Por otro lado, los fertilizantes universales son aquellos que tienen en su composición al menos un 10% de cada nutriente. una de sus ventajas frente a los orgánicos es que su composición está formada no solo de estos tres nutrientes sino de otros que intervienen en el buen crecimiento de la planta como pueden ser el magnesio, calcio, cobre, azufre, hierro o el cloro entre otros.
Pros y contras de los abonos orgánicos
Los abonos orgánicos están hechos de productos naturales y son mucho menos dañinos para el medio ambiente. Los más comunes son el compost, la turba o el estiércol y aunque son muy buenos para las plantas, el olor es bastante desagradable. Además son bajos en nutrientes y se necesita más cantidad para el mismo efecto que con otras clases de abonos.
También podemos encontrarnos con los abonos minerales, los cuales se concentran sobre todo en pequeñas cápsulas de vitaminas para las plantas y que pueden tener diferentes formatos.
Los líquidos se mezclan con el agua y se aplican directamente a plantas o a la tierra. Los bastoncitos se introducen en la tierra y durante meses las plantas pueden alimentarse de sus nutrientes. Los solubles al agua se aplican mientras se riega y el alimento llega directamente a las raíces o los granulados, el fertilizante menos costoso. Se añade a la tierra pero requiere de diferentes aplicaciones.
