Curiosidades acerca del Tejo, árbol sagrado de los celtas.

El Tejo, Taxus baccata, es un árbol de origen europeo, aunque se han encontrado ejemplares autóctonos en el norte de África y de Asia.

Se trata de un árbol perteneciente a la familia de las coníferas, de tronco marrón y hojas verde oscuro. Puede llegar a superar los 20 metros de altura y es uno de los árboles más longevos que existen.

Se cree que el ejemplar más antiguo puede superar los 2.000 años de antigüedad. Éste inmemorial ejemplar de tejo, se encuentra en Escocia y es considerado el árbol más antiguo de Europa. Solo su tronco supera los 15 metros de diámetro.

Desde la antigüedad, se consideró al tejo árbol de vida y muerte. Hoy en día, la Ciencia ha podido constatar que esta apreciación era acertada, ya que, tanto sus hojas como la madera de ramas y tronco contienen un alcaloide potencialmente tóxico, la Taxina, cuya ingestión puede provocar la muerte. Sin embargo, se ha descubierto que el  Taxol obtenido de hojas y cortezas, es un potente anticancerígeno utilizado hoy en día para tratar diferentes tipos de cáncer.

En cuanto a su tradición mitológica, se considera al tejo árbol sagrado de los celtas.

Para los antiguos druidas, las fuerzas de la naturaleza residían en el bosque y allí, dada su extraordinaria longevidad, el tejo era, junto al roble, un árbol especialmente venerado. Con él elaboraban antídotos contra las picaduras de ofidios y potentes venenos que, entre otros usos, era consumido por los guerreros celtas para suicidarse antes que morir en manos del adversario.

Una curiosidad más amable del tejo es la que proviene de la expresión “tirar los tejos”. La sociedad celta y celtíbera, fundamentalmente matriarcal, tenía por costumbre que fueran las mujeres quienes eligieran esposo. Cuando una mujer celta tenía elegido al hombre con el que iba a desposarse, le lanzaba ramitas de tejo para darle a conocer su decisión.

Existen todavía poblaciones de Galicia y Asturias en cuya planta se levanta un frondoso tejo, como legado de ese sentido sagrado que se le atribuía al árbol, bajo el cual, se realizaban las asambleas y se tomaban las decisiones más transcendentes para sus vecinos.