La Aechmea gamosepala pertenece a la familia de las Bromelias, originarias de América meridional y más concretamente, de la selva brasileña.
Es una planta epífita, es decir, con raíces aéreas, aunque esta especie en concreto, puede ser cultivada en tierra.
Sus raíces son funcionales, les sirven para aferrarse al suelo o cualquier otra superficie, aunque se alimentan a partir de un reservorio que se forma en sus hojas, donde almacena el agua y la materia orgánica. Es por ello que necesitan un sustrato poroso y parcialmente inerte que le sirva de sustento, como la arena de palo, arena de río, o tierra mezclada con fibra de coco o arcilla expandida, que además permita un drenaje adecuado.
Puede medir entre 30 y 60 centímetros. Sus hojas son laminadas, con forma de espada y color verde brillante, con una estrecha copa en su parte central, donde recogen el agua de lluvia, insectos y otras partículas orgánicas.
La Aechmea Gamosepala es monocárpica, es decir, que florece solo una vez en su vida. La floración indica la madurez de la planta y por lo tanto, que puede comenzar a reproducirse.
La floración se produce en forma de espiga, de la que parten unas pequeñas campanas rosadas, rematadas por florecillas de color azulado, que por su forma recuerdan a los fósforos o cerillas, de ahí que se la conozca como fosforito.
Prefieren sustratos ácidos y riegos regulares, procurando evitar encharcamientos que acabarían con la planta. Necesita mucha luz, pero nunca sol directo.
Se puede abonar con fertilizante líquido añadido al sustrato, nunca en la planta.
Cuando comience a dar hijos, pueden trasplantarse para conseguir nuevas plantas.
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